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Qué es.

La procesionaria del pino (Thaumetopoea pityocampa) es una especie de lepidóptero que abunda en los bosques de pinos de Europa del Sur y central, donde es una plaga muy extendida. Además de los pinos, habita también en cedros y abetos.
Las orugas (fase de larva) están cubiertas de pelos urticantes que se desprenden y flotan en el aire. Cada oruga dispone a lo largo de su cuerpo de unos 500.000 pelos o tricomas especiales que asemejan morfológicamente a pequeños dardos o flechas envenenados. Su pequeño tamaño y el hecho de que puedan desprenderse con facilidad implica un riesgo importante de urticaria no sólo por contacto directo sino también vía aérea a través del efecto de corrientes de viento.

Momento de más peligro
El momento fundamental del ciclo es durante el inicio de la primavera ya que, con la subida ligera de la temperatura, se estimula el “reflejo de enterramiento”. Todas las orugas migran en procesión guiadas por una hembra que teje un hilo conductor. El destino es un sitio ideal para enterrarse y formar las crisálidas, que saldrán al final del verano siguiente como mariposas. Epidemiológicamente, el momento más peligroso es la procesión para el enterramiento, único momento en el cual las orugas se encuentran en el suelo formando un espectáculo natural que llama inevitablemente la atención de nuestros animales.
El contacto puede producirse con la hilera de orugas en movimiento, pero también con nidos que caen al suelo y que desprenden pelos urticantes. Menos frecuente es el contacto con pelos que vuelan en el aire, que podrían causar sobre todo, afecciones oculares. Normalmente lo que nos encontramos son perros con afección de la cavidad oral, pudiendo afectar a la lengua o labios.

Síntomas
Lo más habitual, como decíamos antes, es que los perros entren en contacto con las orugas al intentar cogerlas con la boca o lamerlas. Por lo tanto, veremos a nuestro animal nervioso, con molestias en la boca, se la tocará con las patas, hipersalivará, etc.
Podemos ver que se produce una inflamación de todos los tejidos afectados de la boca, hasta tal punto que podría verse incapaz para cerrarla con normalidad, y si sigue avanzando sin que el animal disponga de asistencia veterinaria, podría dar lugar a una reacción de anafilaxia que de lugar a dificultad para respirar, edema de laringe, fiebre, convulsiones, e incluso una respuesta inflamatoria de todo el organismo produciendo una coagulación intravascular diseminada que podría resultar fatal.
También podemos ver si no actuamos de inmediato que el cuadro puede avanzar rápidamente hacia la necrosis (muerte) de los tejidos afectados (trozos de lengua que se caen).

Qué hacer
– Si has visto a tu perro tener contacto con las orugas, has de acudir inmediatamente al veterinario. Instaurar un tratamiento lo antes posible puede ser crucial.

– Mientras llegas, puedes lavar la boca, lengua y partes afectadas con agua templada-caliente, ya que el calor desactiva la toxina.

– NUNCA frotes la zona afectada para tratar de quitar los pelos, porque se romperán y liberarán más toxina.

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